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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS CHICOS DE LA ACCIÓN CATÓLICA ITALIANA

Sala del Consistorio
Jueves 18 de diciembre de 2014

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Queridos chicos de la A.C.R.:

¡Bienvenidos! Me da mucho gusto reunirme con vosotros. Es una cita para el intercambio de felicitaciones de Navidad. Os agradezco las felicitaciones que me habéis dirigido en nombre de toda la Acción católica italiana, aquí representada por los responsables que os han acompañado. Pero se quedaron callados y os han dejado la palabra a vosotros. Esto está muy bien, ¡felicidades! Os las retribuyo de corazón a todos vosotros, a vuestras personas más queridas y a toda la Asociación.

Escuché que este año estáis trabajando en un tema que tiene como eslogan «Todo por descubrir». Es un buen camino, que requiere el valor y la fatiga de la búsqueda, para después gozar cuando se ha descubierto el proyecto que Jesús tiene sobre cada uno de vosotros. Comenzando por este eslogan, especialmente por la palabra «todo», quisiera daros algunas sugerencias para caminar bien en la Acción católica, en familia y en la comunidad.

Primero. No rendirse jamás, porque lo que pensó Jesús para vuestro camino está todo por construirse juntos: junto a vuestros padres, hermanos, amigos, compañeros de escuela, de catecismo, de oratorio, de A.C.R.

Segundo. Interesarse por las necesidades de los pobres, los que más sufren y los que están más solos, porque quien escogió amar a Jesús, no puede no amar al prójimo. Y así vuestro camino de la A.C.R. se convertirá en todo amor. Me gustó mucho lo de la bomba del agua. Es hermoso, es un buen proyecto.

Tercero. Amar a la Iglesia, querer mucho a los sacerdotes, ponerse al servicio de la comunidad —porque la Iglesia no es solamente los sacerdotes, los obispos..., sino toda la comunidad—, ponerse al servicio de la comunidad. Dar tiempo, energías, cualidades y capacidades personales a vuestras parroquias, y así testimoniar que la riqueza de cada uno es un don de Dios para compartirlo todo. ¡Es importante! Ese «todo»: todo por descubrir, todo por compartir, todo por construir juntos, todo amor...

Cuarto. Ser apóstoles de paz y serenidad, comenzando por vuestras familias; recordar a vuestros padres, hermanos, a los coetáneos que es hermoso quererse mucho, y que las incomprensiones se puedan superar, porque unid0s a Jesús todo es posible. Esto es importante: todo es posible. Pero esta palabra no es una invención nueva: esta palabra la pronunció Jesús cuando bajaba del monte de la Transfiguración. Al papá que pedía curar a su hijo, Jesús ¿qué le dijo? «Todo es posible para los que tienen fe». Con la fe en Jesús se puede todo, todo es posible.

Quinto. Hablar con Jesús. La oración: hablar con Jesús, el amigo más grande que no abandona jamás, confiarle a Él nuestros gozos y nuestros disgustos. Correr hacia Él cada vez que os equivocáis y hacéis algo malo, con la seguridad de que Él os perdona. Y hablar a todos de Jesús, de su amor, de su misericordia, de su ternura, porque la amistad con Jesús, que dio su vida por nosotros, es un evento para contarlo íntegramente. Todos estos «todos» son importantes.

¿Qué decís? ¿Sois capaces de intentar poner en práctica esta propuesta con el «todo»? Creo que vosotros ya vivís muchas de estas cosas. Ahora, con la gracia de Dios de su Nacimiento, Jesús quiere ayudaros a dar un paso todavía más firme, más convencido y más alegre para llegar a ser sus discípulos. Basta una pequeña palabra: «Heme aquí». Nos lo enseña nuestra Madre, la Virgen, quien respondió a la llamada del Señor: «Heme aquí». Podemos pedirlo juntos con un Avemaría.

Y recordad bien: todo por descubrir, todo por construir juntos, todo amor, todo para compartir, todo es posible, y la fe es un evento todo para contar.

Gracias por vuestra visita. Acordaos de rezar por mí, por favor, recordad esto.

Ahora de corazón os bendigo. Os bendiga Dios omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 



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