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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS OBISPOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE GRECIA
EN VISITA "AD LIMINA APOSTOLORUM"

Jueves 5 de febrero de 2015

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Queridos hermanos obispos:

Os saludo a todos con afecto con ocasión de vuestra visita ad limina. Esta peregrinación vuestra a las tumbas de los Apóstoles es siempre ocasión privilegiada para reforzar los vínculos de comunión con el Sucesor de Pedro y con todo el Colegio episcopal disperso por todo el mundo. Esta unidad favorece entre vosotros la comunión fraterna: ella es indispensable también para el crecimiento de la Iglesia en Grecia, así como para el progreso de toda la sociedad. Esto es aún más verdadero en vuestro país, que en este momento tiene más necesidad que nunca de diálogo entre sus diversas componentes políticas y culturales, para la salvaguardia y la promoción del bien común. Por lo tanto, no dejéis de estimular a las personas confiadas a vuestra atención episcopal a dar por doquier un valiente testimonio de fraternidad.

Esa diaconía de la fraternidad, por una parte, pide la custodia y el refuerzo de las tradiciones culturales y de las raíces cristianas de la sociedad helénica y, por otra, pide apertura hacia los valores culturales y espirituales de los que son portadores los numerosos inmigrantes, con espíritu de sincera acogida hacia estos hermanos y hermanas, sin distinción de raza, lengua o credo religioso. Vuestras comunidades cristianas, mostrándose verdaderamente unidas entre sí y al mismo tiempo abiertas al encuentro y a la acogida, especialmente hacia los más desfavorecidos, pueden contribuir realmente a transformar la sociedad, con el fin de hacerla más conforme al ideal evangélico. Me alegra saber que estáis comprometidos en esta acción pastoral y caritativa, sobre todo en favor de los inmigrantes, incluso irregulares, muchos de los cuales son católicos. Os aliento de todo corazón a continuar con un renovado impulso evangelizador, implicando en esta obra especialmente a los jóvenes, ellos son el futuro de la nación.

Ante la persistencia de la crisis económico-financiera, que afectó de modo particularmente duro también a vuestro país, no os canséis de exhortar a todos a la confianza en el futuro, contrastando la así llamada cultura del pesimismo. El espíritu de solidaridad, que cada cristiano está llamado a testimoniar en la vida cotidiana concreta, constituye una levadura de esperanza. Es importante que mantengáis relaciones constructivas con los diversos componentes de la sociedad, para difundir esta perspectiva de solidaridad, con una actitud de diálogo y de colaboración también con los demás países europeos.

Con este mismo espíritu, os aliento a continuar el diálogo interpersonal con los hermanos ortodoxos, con el fin de alimentar el necesario camino ecuménico, imprescindible perspectiva para un futuro de serenidad y de fecundidad espiritual para toda vuestra nación.

Para llevar adelante la misión de evangelización y de promoción humana a la que está llamada la Iglesia en Grecia, es irrenunciable la presencia de un clero generoso y motivado. Por lo tanto, os exhorto a aumentar, con adecuados instrumentos, la pastoral vocacional para hacer frente a la insuficiencia numérica del clero. Al respecto, os pido que transmitáis a los sacerdotes de vuestras diócesis, muchos de los cuales son ancianos, todo mi afecto y mi aprecio por su celo apostólico, a pesar de la escasez de medios.

Una aportación necesaria y valiosa para el anuncio del Evangelio lo ofrecen los institutos de vida consagrada, a los cuales os invito a dedicar la justa atención, para que continúen, a pesar de las numerosas dificultades, la propia misión en el país. Pienso sobre todo en el ámbito de la formación escolar, en la cual ellos realizan un trabajo notable. Con el fin de revitalizar las comunidades cristianas, estáis llamados a valorizar el papel de los fieles laicos. Su cooperación en el ministerio de los obispos y de los presbíteros es indispensable para afrontar los desafíos actuales y los del futuro. Se trata de cuidar adecuadamente su formación, incluso incrementando la presencia de los movimientos y de las asociaciones eclesiales. Estos, allí donde están bien guiados por los Pastores, suscitan por doquier aprecio por su compromiso misionero y por la alegría cristiana que difunden, trabajando siempre en sintonía con las líneas pastorales de las Iglesias particulares y bien incorporados en las diócesis y en las parroquias.

El debilitamiento de la familia, causado también por el proceso de secularización, requiere el compromiso de la Iglesia en perseverar en los programas de formación al matrimonio, sin olvidar el trabajo indispensable con las nuevas generaciones en su formación cristiana. Que las personas ancianas no estén ausentes de vuestras preocupaciones; muchas de ellas están solas o abandonadas, porque la cultura del descarte lamentablemente se está difundiendo un poco por todas partes. No os canséis de poner de relieve con la palabra y con las acciones que la presencia y la participación de los mayores en la vida social es indispensable para el buen camino de un pueblo.

Queridos hermanos obispos, deseo expresaros mi aprecio por el trabajo de evangelización que, a pesar de la múltiples dificultades, lleváis adelante en Grecia. El reconocimiento jurídico de la Iglesia católica por parte de las autoridades competentes es un hecho de gran relieve, que os ayuda a mirar con mayor serenidad al futuro, comprometiéndoos en el hoy con un confiado dinamismo y con el entusiasmo de quienes son testigos del Señor muerto y resucitado. Os aliento a perseverar con alegría evangélica en vuestra misión. Os encomiendo a vosotros, a los sacerdotes, las personas consagradas y a todos los fieles laicos de vuestras diócesis a la intercesión de la Virgen santa y, mientras os pido que recéis por mí y por mi ministerio, de corazón os imparto la bendición apostólica.

 



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