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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A UNA REPRESENTACIÓN DE LA COMUNIDAD YAZIDÍ EN ALEMANIA

Salita del Aula Pablo VI
Miércoles, 24 de enero de 2018

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Queridos hermanos:

Os saludo fraternalmente y os doy las gracias por este encuentro, a través del cual abrazo idealmente a todos los miembros de la comunidad Yazidí, especialmente a los que viven en Irak y Siria. Mi pensamiento solidario y mi oración van a las víctimas inocentes de la insensata e inhumana barbarie. ¡Es inaceptable que los seres humanos sean perseguidos y asesinados debido a su pertenencia religiosa! Toda persona tiene derecho a profesar libremente y sin restricciones su propio credo.

Vuestra historia, rica en espiritualidad y cultura, ha estado por desgracia marcada por violaciones indescriptibles de los derechos fundamentales de la persona humana: raptos, esclavitud, tortura, conversiones forzadas, ejecuciones. Vuestros santuarios y lugares de culto han sido destruidos. Los más afortunados entre vosotros han podido escapar, pero dejando todo lo que tenían, incluso las cosas más queridas y más sagradas.

En muchas partes del mundo todavía hay minorías religiosas y étnicas, entre ellas los cristianos, perseguidas por su fe. La Santa Sede no se cansa de intervenir para denunciar estas situaciones, exigiendo reconocimiento, protección y respeto. Al mismo tiempo, exhorta al diálogo y la reconciliación para sanar cada herida.

Frente a la tragedia que se está perpetrando contra vuestra comunidad, se entiende, como dice el Evangelio que del corazón humano se puedan desencadenar las fuerzas más oscuras, capaces de llegar a planear la aniquilación del hermano, a considerarlo un enemigo , un adversario, o incluso un individuo sin la misma dignidad humana. Una vez más, levanto mi voz en favor de los derechos de los yazidíes, principalmente el derecho a existir como comunidad religiosa; nadie puede atribuirse el poder de cancelar un grupo religioso porque no forma parte de los llamados “tolerados”.

También pienso en los miembros de vuestra comunidad que todavía están en manos de terroristas: espero vivamente que se haga todo lo posible para salvarlos; así como para encontrar a los desaparecidos y para dar identidad y digna sepultura a los que han sido asesinados. La comunidad internacional no puede ser una espectadora muda e inerte frente a vuestro drama. Aliento, por lo tanto, a las instituciones y a las personas de buena voluntad pertenecientes a otras comunidades a contribuir a la reconstrucción de vuestros hogares y lugares de culto. ¡Que no falten esfuerzos concretos para crear las condiciones adecuadas para el retorno de los refugiados a sus hogares y para preservar la identidad de la comunidad yazidí.

Que Dios nos ayude a construir juntos un mundo donde se pueda vivir en paz y fraternidad.

 



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