Index   Back Top Print

[ DE  - EN  - ES  - FR  - IT  - PL  - PT ]

PEREGRINACIÓN A TIERRA SANTA CON OCASIÓN DEL 50 ANIVERSARIO
DEL ENCUENTRO EN JERUSALÉN ENTRE EL PAPA PABLO VI Y EL PATRIARCA ATENÁGORAS

(24-26 DE MAYO DE 2014)

RUEDA DE PRENSA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
EN EL VUELO DE REGRESO DE TIERRA SANTA

Lunes 26 de mayo de 2014

 

 

(Padre Lombardi)

Damos las gracias al Papa por estar aquí: tras un viaje tan agotador, se ha mostrado disponible para tener este encuentro con nosotros. Por tanto, muchas gracias.

Nos hemos organizado –se han organizado por su cuenta los periodistas– por los principales grupos lingüísticos, cada uno de los cuales propone a algunas personas que hacen las preguntas. No he puesto ninguna condición porque sé que Usted prefiere abordar todos los frentes. A menos que usted quiera decir alguna palabra de introducción… respondamos a las preguntas.

Bien, la primera pregunta, la hace el grupo italiano:

P. Santo Padre, en estos días, Usted ha realizado algunos gestos que han dado la vuelta al mundo: la mano apoyada en el muro de Belén, la señal de la cruz, el beso a los supervivientes, hoy en Yad Vashem, y también el beso al Santo Sepulcro, ayer, junto a Bartolomé, y muchos más. Quisiéramos preguntarle si todos estos gestos los había pensado, los había previsto, por qué los pensó y cuáles serán después, según Usted, las repercusiones de estos gestos, además  –naturalmente– del enorme gesto de haber invitado a Peres y Abu Mazen al Vaticano…

R. (Santo Padre)

Los gestos más auténticos son los que no se piensan, los que vienen, ¿no? Yo había pensado: “Se podría hacer algo…”, pero el gesto concreto, ninguno de estos gestos ha sido pensado como tal. Algunas cosas, por ejemplo, la invitación a los dos Presidentes a la oración, se había pensado que fuese allí, pero había tantos problemas logísticos, tantos, porque ellos tienen que tener en cuenta también el territorio, dónde se hace, y no es fácil. Por eso, se pensaba en una reunión…, pero al final ha quedado esto, que espero que salga bien. Pero no han sido previstos y… no sé, a mí me viene hacer algo, pero es espontáneo, es así. Al menos, para decir la verdad, alguno… “se podría hacer algo”, pero la cosa concreta no se me ocurre. Por ejemplo, en Yad Vashem, nada; y después se me ha ocurrido. Es así.

 

(Padre Lombardi)

Bien. La segunda pregunta la hace el grupo de lengua inglesa.

D. Usted ha usado palabras muy duras contra el abuso sexual de menores por parte del clero, de los sacerdotes. Ha creado una comisión especial para afrontar mejor este problema en la Iglesia universal. En la práctica, sabemos que actualmente en todas las Iglesias locales hay normas que imponen una fuerte obligación moral, y muchas veces también legal, de colaborar con las autoridades civiles locales, de una u otra manera. ¿Qué haría Usted en el caso de que un obispo no respetara, no cumpliera estas obligaciones?

R (Santo Padre)

En Argentina, a los privilegiados, les decimos: “Éste es un hijo de papá”. En este problema no habrá “hijos de papá”. En este momento hay tres obispos que están siendo investigados: bajo investigación, tres; y uno que ya ha sido condenado y se está estudiando la pena que se le debe imponer. No hay privilegios. El abuso de menores es un delito muy feo, mucho… Sabemos que es un problema grave en todas partes, pero a mí me interesa la Iglesia. Un sacerdote que hace esto traiciona al Cuerpo del Señor, porque ese sacerdote debe llevar a ese niño, a esa niña, a ese muchacho, a esa muchacha a la santidad; y ese muchacho, esa niña se fía, y él, en vez de llevarlos a la santidad, abusa de ellos. Esto es gravísimo. Es como… hago sólo una comparación: es como hacer una Misa negra, por ejemplo. Tú tienes que llevarlo a la santidad y lo metes en un problema que durará toda la vida… Próximamente habrá una Misa con algunas personas víctimas de abusos en Santa Marta, y después una reunión con ellos: estaremos ellos y yo, con el Cardenal O’Malley que es de la comisión. Sobre este tema tenemos que seguir adelante, adelante: tolerancia cero.

 

(Padre Lombardi)

Mil gracias, Santidad. Y ahora el grupo de lengua española.

P. Desde el primer día de su Pontificado, Usted lanzó este mensaje fuerte de una Iglesia pobre y para los pobres, pobres en sencillez y austeridad. ¿Qué piensa hacer para que no haya contradicciones con ese mensaje de austeridad? (La pregunta ha hecho referencia a situaciones de las que se ha hablado en los últimos días, entre ellas, de una operación del IOR de 15 millones de euros).

R. (Santo Padre)

El Señor dijo una vez a sus discípulos –está en el Evangelio–: “Es inevitable que haya escándalos”. Somos humanos, todos somos pecadores. Y los habrá, los habrá. El problema es evitar que haya más. En la administración económica, honestidad y trasparencia. Las dos comisiones, la que ha estudiado el IOR y la que se ha ocupado de todo el Vaticano, han elaborado sus conclusiones, han hecho propuestas y ahora, con el ministerio, digámoslo así, con la Secretaría para los Asuntos Económicos que dirige el Cardenal Pell, se llevarán a cabo las reformas que estas comisiones han aconsejado. Y seguirá habiendo incongruencias, las habrá siempre, porque somos humanos, y la reforma debe ser continua. Los Padres de la Iglesia decían: Ecclesia semper reformanda. Hemos de estar atentos para reformar cada día la Iglesia, porque somos pecadores, somos débiles, y habrá problemas. La administración que esta Secretaría para los asuntos económicos realiza ayudará mucho a evitar los escándalos, los problemas… Por ejemplo, en el IOR, creo que en este momento han sido ya cerradas… la cifra que me viene es de 1.600 cuentas, más o menos, de personas que no tenían derecho a tener una cuenta en el IOR. El IOR está para ayudar a la Iglesia, tienen derecho los Obispos de las Diócesis, los empleados del Vaticano, sus viudas o viudos para recibir la pensión… Es algo así. Pero no tienen derecho otras personas particulares… Las embajadas, mientras dura la misión, y nada más. No es una cosa abierta. Y esto es un buen trabajo: cerrar las cuentas que no tienen derecho. Quisiera añadir una cosa: la pregunta que usted me ha hecho ha mencionado ese asunto de los 15 millones. Pero se trata de un tema que está en estudio, no está claro. Quizás sea verdad, pero en este momento no es definitivo, esa cuestión: está en estudio, para ser justos. Gracias.

 

(Padre Lombardi)

Ahora damos la palabra al grupo de lengua francesa.

P. Santo Padre, dejando atrás Oriente Medio, ahora volvemos a Europa. ¿Está Usted preocupado por el crecimiento del populismo en Europa, como se ha visto de nuevo ayer en las elecciones europeas?

R. (Santo Padre)

En estos días apenas he tenido tiempo de rezar el Padrenuestro… pero no tengo noticias de las elecciones, en serio. No tengo datos, quién ha ganado, quién no ha ganado. No he tenido noticias. El populismo, ¿en qué sentido lo dice usted?

P. En el sentido de que hoy muchos europeos tienen miedo, piensan que no hay futuro en Europa. Hay mucho desempleo y el partido anti-europeísta ha experimentado un fuerte incremento en estas elecciones…

R. Ya he oído hablar de este tema. De Europa, de la confianza o de la desconfianza en Europa. También sobre el euro, algunos quieren volver atrás… De estas cosas, yo no entiendo mucho. Pero usted ha dicho una palabra clave: el desempleo. Esto es grave. Es grave porque yo lo interpreto así, simplificando. Tenemos un sistema económico mundial que pone en el centro el dinero, no la persona humana. Y en un verdadero sistema económico, en el centro deberían estar el hombre y la mujer, la persona humana. Y hoy en el centro está el dinero. Para sostenerse, para mantener el equilibrio, este sistema tiene que tomar algunas medidas de “descarte”. Y se descartan los niños –la tasa de natalidad en Europa no es muy alta. Creo que en Italia es del 1,2 por ciento; en Francia, ustedes tienen el 2, un poco más; España, menos que Italia, no sé si llega al 1… Se descartan los niños, se descartan los ancianos: no sirven los viejos; coyunturalmente, en este momento, los visitan porque tienen una pensión y los necesitan, pero es una cosa coyuntural. Los ancianos son descartados, incluso con situaciones de eutanasia encubierta, en tantos países. Es decir, los medicamentos se administran hasta un cierto punto, es así… Y en este momento, se descartan los jóvenes, y esto es gravísimo: es gravísimo. En Italia, creo que el desempleo juvenil llega casi al 40%, no estoy seguro; en España estoy seguro: está por encima del 50. Y en Andalucía, en el sur de España, el 60. Esto significa que hay toda una generación de “ni-ni”: ni estudian, ni trabajan, y esto es gravísimo. Se descarta una generación de jóvenes. Para mí, esta cultura del descarte es gravísima. Pero esto no pasa sólo en Europa; sucede un poco en todas partes, aunque en Europa se deja sentir con fuerza. Se hace una comparación con la cultura del bienestar de 10 años atrás. Esto es trágico. Es un momento difícil. Es un sistema económico inhumano. No he tenido miedo de escribir en la exhortación “Evangelii Gaudium”: este sistema económico mata. Y lo repito. No sé si me he acercado un poco a su inquietud… Gracias.

 

(Padre Lombardi)

Ahora le corresponde al grupo de lengua portuguesa.

P. Quisiera preguntarle, Santidad cómo se puede resolver la “cuestión Jerusalén” para lograr una paz estable, como Usted ha dicho, y duradera. Gracias.

R. (Santo Padre)

Hay muchas propuestas sobre la cuestión de Jerusalén. La Iglesia católica, el Vaticano, digamos, tiene su posición desde el punto de vista religioso: será la ciudad de la paz de las tres religiones. Esto desde el punto de vista religioso. Las medidas concretas para la paz deben salir de la negociación. Hay que negociar. Yo estaría de acuerdo con que en la negociación, quizás, venga esta parte: que sea capital de un Estado, del otro… Pero se trata de hipótesis. Yo no digo: “Debe ser así”; no, son hipótesis que ellos deben negociar. En serio, yo no me siento competente para decir “Se haga esto o eso otro o aquello”, porque sería una locura por mi parte. Pero creo que se debe emprender con honestidad, fraternidad, confianza mutua el camino de la negociación. Y allí se negocia todo: todo el territorio, también las relaciones. Hay que tener voluntad para hacer esto, y yo pido al Señor para que estos dos dirigentes, estos dos gobiernos tengan la decisión de ir adelante. Ésta es la única vía de la paz. Sólo digo lo que la Iglesia debe decir y siempre ha dicho: que Jerusalén sea preservada como capital de las tres religiones, como referencia, como ciudad de la paz –me viene también la palabra sagrada, pero no es justa-, pero de paz y religiosa.

 

(Padre Lombardi)

Gracias, Santidad. Ahora invitamos a venir al representante de lengua alemana.

P. Gracias, Santidad. Usted, durante su peregrinación, ha hablado detenidamente y se ha encontrado en repetidas ocasiones con el Patriarca Bartolomé. Nos preguntamos si han hablado también de pasos concretos de acercamiento, y si han tenido ocasión de hablar de esto. Me pregunto también si la Iglesia católica tendría algo que aprender de las Iglesias ortodoxas –me refiero a los sacerdotes casados, una pregunta que se hacen muchos católicos en Alemania–.

R. (Santo Padre)

La Iglesia católica tiene sacerdotes casados, ¿no? Los greco-católicos, los católicos coptos…, ¿no? En el rito oriental, hay sacerdotes casados. Porque el celibato no es un dogma de fe, es una regla de vida que yo valoro mucho y creo que es un don para la Iglesia. No siendo un dogma de fe, siempre está la puerta abierta: en este momento no hemos hablado de esto, como programa, al menos por este tiempo. Tenemos cosas más fuertes de que ocuparnos. Con Bartolomé, este tema no lo hemos tocado, porque es secundario, de verdad, en las relaciones con los ortodoxos. Hemos hablado de la unidad: pero la unidad se construye a lo largo del camino, la unidad es un camino. Nunca podremos hacer la unidad en un congreso de teología. Y me ha dicho que es verdad lo que yo había oído, que Atenágoras dijo a Pablo VI: “Vayamos juntos, tranquilos, y a todos los teólogos los metemos en una isla, que discutan entre ellos, y nosotros caminemos en la vida”. Es verdad, yo creía que era… No, no, es verdad. Me lo ha dicho en estos días Bartolomé. Caminar juntos, rezar juntos, colaborar en tantas cosas que podemos hacer juntos, ayudarnos mutuamente. Por ejemplo, con las iglesias. En Roma, y en muchas ciudades, muchos ortodoxos usan iglesias católicas en un horario concreto, como una ayuda para este ir juntos. Otra cosa de la que hemos hablado, que quizás en el Consejo pan-ortodoxo se haga algo, es la fecha de la Pascua, porque es un poco ridículo: –Dime, ¿tu Cristo cuándo resucita? –La próxima semana. –El mío resucitó la pasada. Sí, la fecha de Pascua es un signo de unidad. Y con Bartolomé hemos hablado como hermanos. Nos queremos, compartimos las dificultades en nuestro gobierno. Y una cosa de la que hemos hablado mucho es del problema de la ecología: él está muy preocupado, y yo también; hemos hablado mucho de colaborar en este problema. Gracias.  

 

(Padre Lombardi)

Ahora, dado que no estamos sólo europeos o americanos, sino también asiáticos, damos la palabra al representante del grupo asiático para que haga la siguiente pregunta, ya que Usted se está preparando también para viajar a Asia.

P. Su próximo viaje será a Corea del Sur, y me gustaría preguntarle sobre las regiones asiáticas. En países vecinos a Corea del Sur no hay libertad de religión ni libertad de expresión. ¿Qué piensa hacer a favor de las personas que sufren estas situaciones?

R. (Santo Padre)

En cuanto a Asia, hay dos viajes programados: el de Corea del Sur, para el encuentro con los jóvenes asiáticos, y después, en enero, un viaje de dos días a Sri Lanka y luego a Filipinas, a la zona que sufrió el tifón. El problema de la falta de libertad para practicar la religión no es sólo de algunos países asiáticos: de algunos, sí, pero también de otros países del mundo. La libertad religiosa es una cosa que no todos los países tienen. Algunos tienen un control más o menos laxo, tranquilo; otros adoptan medidas que acaban en una verdadera persecución de los creyentes. Hay mártires. Hay mártires hoy, mártires cristianos. Católicos y no católicos, pero mártires. Y en algunos lugares no se puede llevar el crucifijo o no puedes tener la Biblia. No puedes enseñar el catecismo a los niños, ¡hoy! Y yo creo –pero pienso que no estoy equivocado– que en este tiempo hay más mártires que en los primeros tiempos de la Iglesia. Tenemos que acercarnos, en algunos lugares con prudencia, para ayudarlos; tenemos que rezar mucho por estas Iglesias que sufren: sufren mucho. Y también los Obispos y la Santa Sede trabaja con discreción para ayudar a estos países, a los cristianos de estos países. Pero no es fácil. Por ejemplo, te cuento una cosa. En un país está prohibido reunirse para rezar: está prohibido. Los cristianos que viven allí quieren celebrar la Eucaristía. Y hay un señor, que trabaja como los demás, que es sacerdote. Y va allí, a la mesa, como si estuvieran tomando el té, y celebran la Eucaristía. Si viene la policía, esconden rápidamente los libros y se ponen a tomar el té. Esto sucede hoy. No es fácil.

 

(Padre Lombardi)

Volvemos ahora al grupo de lengua italiana.

D. Santidad, en su Pontificado, Usted afronta una gran cantidad de compromisos y lo hace de manera muy personal, como hemos podido ver estos días. Si un día, digamos todavía muy lejano, sintiese que no tiene fuerzas para llevar adelante su ministerio, ¿tomaría la misma decisión de su predecesor, es decir, dejaría el pontificado?

R. (Santo Padre)

Haré lo que el Señor me diga que haga. Orar, buscar la voluntad de Dios. Pero creo que Benedicto XVI no es un caso único. Cuando se vio sin fuerzas, honestamente –es un hombre de fe, muy humilde– tomó la decisión. Creo que él es una institución. Hace 70 años, los obispos eméritos casi no existían. Y ahora hay muchos. ¿Qué sucederá con los Papas eméritos? Creo que hemos de verle como una institución. Ha abierto una puerta, la puerta de los Papas eméritos. Habrá otros, o no. Sólo Dios lo sabe. Pero esta puerta está abierta: yo creo que un Obispo de Roma, un Papa que siente que sus fuerzas le abandonan –porque ahora se vive mucho tiempo– debe hacerse las mismas preguntas que se hizo el Papa Benedicto.

 

(Padre Lombardi)

Ahora volvemos a los grupos de lengua inglesa.

D. Santo Padre, justamente hoy se ha encontrado con un grupo de supervivientes del Holocausto. Obviamente, Usted sabe bien que una figura que suscita todavía perplejidad por su actuación durante el Holocausto es su predecesor el Papa Pío XII. Usted, antes de su pontificado, escribió o dijo que apreciaba a Pío XII, pero también que le gustaría ver los archivos abiertos antes de llegar a una conclusión definitiva. Nos gustaría saber si Usted tiene la intención de seguir adelante con la causa de Pío XII o piensa esperar que se produzca algún cambio en el proceso antes de tomar una decisión. Gracias.

R. (Santo Padre)

Gracias a usted. La causa de Pío XII está abierta. Me he informado: todavía no hay ningún milagro, y si no hay milagros, no se puede ir adelante. Está parada ahí. Tenemos que esperar la realidad, cómo va la realidad de esa causa, y después pensar en tomar decisiones. Pero la verdad es ésta: no hay ningún milagro y es necesario al menos uno para la beatificación. Así es como está hoy la causa de Pío XII. Y no puedo pensar si lo haré Beato o no, porque el proceso es lento. Gracias.

 

(Padre Lombardi)

Ahora vamos a Argentina. Otra pregunta del grupo de lengua española.

P. Usted se ha convertido en un líder espiritual, también en un líder político, y está generando muchas expectativas tanto dentro de la Iglesia como en la comunidad internacional. Dentro de la Iglesia, por ejemplo, qué pasará con la comunión de los divorciados que se vuelven a casar y, en la comunidad internacional, con esta mediación con la que Usted ha sorprendido al mundo, para la que se hará este encuentro en el Vaticano. La pregunta es si no teme un fracaso generando tantas expectativas: ¿no teme que pueda haber algún fracaso? Gracias.

R. (Santo Padre)

En primer lugar, haré una aclaración sobre este encuentro en el Vaticano: será un encuentro de oración, no es para una mediación o para buscar soluciones, no. Nos reuniremos para rezar solamente. Y luego cada uno vuelve a su casa. Pero creo que la oración es importante y rezar juntos, sin que haya conversaciones de otro tipo, esto ayuda. Quizás no me he explicado bien antes sobre cómo sería. Será un encuentro de oración: habrá un rabino, habrá un musulmán y estaré yo. He pedido al Custodio de Tierra Santa que se encargue de organizar un poco las cosas prácticas.

En segundo lugar –y gracias por la pregunta sobre los divorciados–, el Sínodo será sobre la familia, sobre la cuestión de la familia, sobre la riqueza de la familia, sobre la situación actual de la familia. La exposición preliminar que hizo el Cardenal Kasper tenía cinco capítulos: cuatro sobre la familia, la belleza de la familia, su fundamento teológico, algunos problemas familiares; y el quinto capítulo, la problemática pastoral de las separaciones, de las nulidades matrimoniales, los divorciados… De esta problemática forma parte lo de la comunión. Y a mí no me ha gustado que tantas personas –incluso de Iglesia, sacerdotes– hayan dicho: “Ah, el Sínodo para la comunión a los divorciados”, y se hayan centrado en eso, en ese punto. Me da la impresión como si todo se redujera a una casuística. No, hay más, es más amplio. Hoy, como todos sabemos, la familia está en crisis: es una crisis mundial. Los jóvenes no quieren casarse, o no se casan o conviven, el matrimonio está en crisis, y también la familia. Y no me gustaría que cayésemos en esta casuística: ¿se podrá? ¿no se podrá?... Por eso le agradezco tanto esta pregunta, porque me da la oportunidad de aclarar este punto. El problema pastoral de la familia es muy, muy amplio, muy amplio. Y se debe estudiar caso por caso. Una cosa que Benedicto XVI dijo tres veces sobre los divorciados, a mí me ayuda mucho. Una vez en el Valle de Aosta, otra vez en Milán y la tercera en el último Consistorio público que convocó para la creación de Cardenales: estudiar los procesos de nulidad matrimonial, estudiar la fe con la que una persona va al matrimonio y dejar claro que los divorciados no están excomulgados, y muchas veces son tratados como excomulgados. Y esto es serio. Esto en cuanto a la casuística de este problema; el Sínodo será sobre la familia: las riquezas, los problemas de la familia. Soluciones, nulidades, todo esto. Y se tratará también este problema, pero en el conjunto. Ahora me gustaría decirle por qué un Sínodo sobre la familia: ésta ha sido una experiencia espiritual muy fuerte para mí. El segundo mes de mi pontificado, vino a verme Mons. Eterovic, entonces Secretario del Sínodo, con los tres temas que el Consejo postsinodal proponía para el próximo Sínodo. El primero era muy fuerte, bueno: la aportación de Jesucristo al hombre de hoy. Ése era el título. Y en continuación con el Sínodo sobre la evangelización. Le dije que sí, hablamos un poco sobre la reforma de la metodología y, al final, le dije: “Pongamos algo más: la aportación de Jesucristo al hombre de hoy y a la familia”. De acuerdo. Después, fui a la primera reunión del Consejo postsinodal y vi que se decía el título completo, todo completo, pero poco a poco se decía: “Sí, sí, la aportación a la familia”, “¿Qué aporta Jesucristo a la familia?”… y sin darse cuenta, la comisión postsinodal acabó hablando de la familia. Estoy seguro que ha sido el Espíritu del Señor el que nos ha llevado a la elección de este título: estoy seguro porque hoy la familia tiene necesidad de mucha ayuda pastoral. Gracias.

 

(Padre Lombardi)

Ahora toca al grupo francés.

P. ¿Nos podría decir, Santidad, qué obstáculos ha encontrado en su reforma de la Curia Romana y en qué punto nos encontramos actualmente?

R. (Santo Padre)

Bien…  el primer obstáculo soy yo [ríe]. No, estamos a buen punto, porque creo que… no recuerdo la fecha, pero tres meses o poco menos después de la elección fue nombrado el Consejo de los ocho Cardenales.

(Padre Lombardi)

Un mes después de la elección.

R. (Santo Padre)

Un mes después de la elección. Después, los primeros días de julio nos reunimos por primera vez y desde ese momento estamos trabajando. ¿Qué hace el Consejo? El Consejo estudia toda la Constitución Pastor Bonus y la Curia Romana. Ha consultado a todo el mundo, a toda la Curia y empieza a estudiar algunas cosas: “Esto se puede hacer de esta manera, eso de otra…”. Agrupar algunos dicasterios, por ejemplo, para simplificar un poco la organización… Uno de los puntos clave ha sido el económico, y ese dicasterio de la economía ayudará mucho. Debe trabajar junto con la Secretaría de Estado, porque las cosas están relacionadas, se hace todo juntos… Ahora tenemos, en julio, cuatro días de trabajo con esta Comisión, y después en septiembre, creo, otros cuatro. Se trabaja, se trabaja bastante. Y todavía no se ven todos los resultados, pero la parte económica es la que se ha abordado en primer lugar porque había algunos problemas de los que la prensa ha hablado mucho, y teníamos que revisarlos. Los obstáculos son los normales en todo el proceso. Estudiar el camino… La convicción es muy importante. Un trabajo de convicción, de ayudar… Hay algunas personas que no lo ven claro, pero toda reforma lleva consigo estas cosas. Pero estoy contento: de verdad, estoy contento. Se ha trabajado mucho y esta comisión nos ayuda mucho. Gracias.

 

(Padre Lombardi)

Santidad, gracias por su disponibilidad, perdone si interrumpo su conversación: Usted ha sido muy generoso, sobre todo después de un extraordinario viaje que nos ha emocionado a todos, no digo como a Usted, pero casi. Hemos estado muy atentos a los momentos de emoción espiritual que Usted ha vivido en los Santos Lugares, y le hemos escuchado y nos ha conmovido. Le deseamos que continúe bien este viaje y todas las otras infinitas cosas que impulsa continuamente, también en particular este encuentro de oración, continuación natural y colofón de este viaje: que dé los frutos que Usted espera y que, creo, todos deseamos para la paz en el mundo. ¡Gracias, de corazón, Santidad!

(Santo Padre)

Muchas gracias por su compañía, por su benevolencia… y, por favor, les pido que recen por mí. Lo necesito mucho. Gracias.

 



Copyright © Dicastero per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana