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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A
UNA DELEGACIÓN DE LA "PAPAL FOUNDATION"

Sala Clementina
Viernes 8 de abril de 2016

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Eminencias,
excelencias,
estimados amigos en Cristo:

Tengo el placer de daros la bienvenida a todos vosotros, miembros, administradores y «Stewards of Saint Peter» de la Papal Foundation con motivo de vuestra peregrinación anual al Vaticano.

Es una alegría para mí encontrarme de nuevo con vosotros y expresar mi reconocimiento por vuestra generosidad hacia mi ministerio y hacia la Iglesia en el mundo.

Os doy las gracias en nombre de todos los que reciben asistencia mediante vuestro compromiso de caridad.

Vuestra peregrinación de este año se desarrolla en el ámbito del Jubileo de la Misericordia, durante el cual contemplamos el misterio de la misericordia, que es fuente de alegría, serenidad y paz, y de la cual depende nuestra salvación (cf. Bula Misericordiae vultus, 2).

Estamos llamados por Cristo a compartir la misericordia con quienes están espiritual y materialmente en la necesidad mediante las obras de misericordia espirituales y corporales, con ese espíritu de generosidad y ternura que refleja la inconmensurable bondad de Dios.

Como miembros, administradores y Stewards de la Papal Foundation, las obras de misericordia están en el centro de vuestra misión. Mediante vuestra generosa ayuda a los proyectos diocesanos, parroquiales y de las comunidades, como también a través de las becas de estudio, ayudáis a muchas personas para que respondan eficazmente a las necesidades presentes en sus comunidades y llevan adelante de una forma cada vez más proficua las obras de misericordia.

De esta forma vuestra caridad se irradia en el mundo, ofreciendo nuevas iniciativas que ayudan a expandir el abrazo misericordioso del Padre.

Espero que, con la gracia de Dios, estos días de peregrinación sean para vosotros una nueva y fuerte invitación a la santidad y una experiencia intensa de la misericordia de Dios. San Pablo nos recuerda que no debemos cansarnos nunca de hacer el bien (cf. Gal 6, 9; 2 Ts 3, 13).

Que el Padre celestial os sostenga en vuestras buenas obras, pero sobre todo que pueda conduciros a una fe y a una experiencia cada vez más profunda de su infinito amor. Sabed que mis oraciones y mi bendición os acompañan; y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí.

¡Gracias!



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