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JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 21 de julio de 1985

 

1. Corazón de Jesús, "lleno de bondad y de amor".

Deseamos, en nuestra plegaria del Angelus Domini, dirigirnos al Corazón de Cristo, siguiendo las palabras de las letanías.

Deseamos hablar al Corazón del Hijo mediante el Corazón de la Madre. ¿Qué puede haber más bello que el coloquio de estos dos corazones? Queremos participar en él.

2. El Corazón de Jesús es "horno ardiente de caridad", porque el amor posee algo de la naturaleza del fuego, que arde y quema para iluminar y calentar.

Al mismo tiempo, en el sacrificio del Calvario el corazón del Redentor no fue aniquilado con el fuego del sufrimiento. Aunque humanamente muerto, como constató el centurión romano traspasando con la lanza el costado de Cristo, en la economía divina de la salvación este Corazón quedó vivo, como manifestó la resurrección.

3. Y he aquí que el Corazón vivo del Redentor resucitado y glorificado está "lleno de bondad y de amor": infinita y sobreabundantemente lleno. El rebosar del corazón humano alcanza en Cristo la medida divina.

Así fue este Corazón ya durante los días de la vida terrena. Lo testimonia cuanto está narrado en el Evangelio. La plenitud del amor se manifiesta a través de la bondad: a través de la bondad irradiaba y se difundía sobre todos, en primer lugar sobre los que sufren y los pobres. Sobre todos según sus necesidades y expectativas más verdaderas.

Así es el Corazón humano del Hijo de Dios, incluso después de la experiencia de la cruz y del sacrificio. Mejor dicho, todavía más: rebosante de amor y de bondad.

4. En el momento de la anunciación comenzó el coloquio del Corazón de la Madre con el Corazón del Hijo. Nos unimos hoy a este coloquio, meditando el misterio de la Encarnación en la plegaria del Angelus Domini.


Después del Ángelus

Deseo ahora dirigir mi más cordial saludo a todos los peregrinos y visitantes hispano-hablantes procedentes de los diversos países de América Latina y de España.

Que vuestra visita a Roma, centro de la catolicidad, os confirme en la fe y que estos días de vacaciones y descanso sean ocasión propicia para la reflexión y la plegaria, agradeciendo a Dios los muchos beneficios recibidos.

Deseo también saludar en particular a los Miembros del Colegio Médico Cubano Libre que celebran el 25° Aniversario de la Asociación y que han querido venir a Roma para encontrarse con el Papa tras la celebración de su Octavo Congreso.

Os aliento a un renovado empeño en vuestra vocación de servicio al hombre y en favor de la vida, mientras invoco sobre vosotros la asistencia divina que os conforte en vuestra actividad profesional y familiar.

A todos los peregrinos de lengua española imparto con afecto mi Bendición Apostólica.



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