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JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 22 de noviembre de 1987

 

1. Hoy nuestros ojos y nuestro corazón se dirigen a esa ciudad de la Santísima Virgen María, que lleva el nombre de Kiev, a orillas del río Dniéper, en medio de las grandes estepas de Ucrania.

La Rus' de Kiev, con su conversión al cristianismo hace mil años recibió la fe cristiana de la Iglesia bizantina en una época en la que el posterior alejamiento de la Iglesia latina aún no se había consumado; recibió, pues, la fe en la forma bizantina junto con la Sagrada Escritura, las obras de los Santos Padres y los libros litúrgicos, traducidos ya a lengua eslava antigua por los hermanos Cirilo y Metodio, que habían venido de Tesalónica y que fueron llamados Apóstoles de los Eslavos. Después de los misioneros, fueron numerosos monjes artistas que llenaron las iglesias de mosaicos, frescos e iconos.

La Iglesia de la antigua Rus' de Kiev heredó de la bizantina una gran devoción a la Madre de Dios. Son innumerables los templos dedicados a la Virgen. La primera catedral de Kiev, la ciudad madre, fue consagrada a María Asunta al cielo. Superaba en belleza a todas las iglesias de la Rus' de Kiev, como escribe el cronista del tiempo: "El príncipe la adornó de oro y de plata, de piedras preciosas y de ricos objetos, de suerte que no existía otra semejante en todos los pueblos vecinos".

2. En el grandioso mosaico del ábside, sobre un fondo resplandeciente de oro, se destaca la majestuosa figura de la Virgen orante, símbolo o, mejor, icono de la Iglesia en oración que intercede de forma perenne por la salvación de todos los hombres. Lleva el nombre de "Pared indestructible". El autor de este mosaico calculó con gran precisión la fuerza y el ángulo de los rayos del sol al mediodía, en el momento de la oración del Ángelus Domini. Iluminado por la luz solar, el vestido azul y violeta de la Virgen, con el borde de oro, emite un resplandor vivísimo. La composición del vestido y su ornamentación hacen que el icono parezca aún más monumental, lleno de misticismo, de majestad, de santidad. En la arcada del ábside se lee un verso en griego del Salmo 46: "Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios la socorre al despuntar la aurora" (Sal 46, 6).

3. Kiev es ciudad santa porque es ciudad mariana por excelencia. En ella se invoca a la Virgen orante como Protectora de la ciudad y como Madre de las otras ciudades de Rus'. Y Ella, desde hace mil años, asiste a sus fieles e intercede por ellos ante su Hijo Jesús. Ya hace 950 años que el príncipe de Kiev, Jaroslav el Sabio, consagró todo su pueblo a Ella. Ahora, en el aniversario de los mil años del bautismo de la Rus' de Kiev, el pueblo cristiano de Kiev y de Ucrania renueva ante Ella las promesas hechas a Dios en el momento del bautismo, para que se digne protegerlo en el nuevo milenio de su historia cristiana.

Con todos los fieles de esa amada tierra elevamos nosotros también nuestra plegaria a la Virgen Santa.



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