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VIAJE APOSTÓLICO A BRASIL

JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Salvador de Bahía
Domingo 20 de octubre de 1991

 

Amadísimos hermanos y hermanas de Salvador y de todo Brasil:

Siguiendo una tradición instituida y mantenida por mis predecesores, todos los domingos cuando estoy en Roma, rezo desde la ventana de mi apartamento la plegaria mariana del Ángelus junto a los numerosos fieles congregados en la plaza de San Pedro, en el Vaticano.

Encontrándome en Salvador, he querido rezar el Ángelus en esta hermosa iglesia, santuario mariano de toda Bahía, y centro de devoción de sus habitantes.

Esta devoción forma parte del inestimable patrimonio de fe y religión que Portugal legó a Brasil. En efecto, se sabe que, desde sus primeros tiempos, la nación lusitana, llamada tierra de Santa María, se distinguió por su amor, al mismo tiempo fuerte y tierno, a la Madre de Jesucristo y Madre de los hombres. Los misioneros venidos del mundo portugués, los sacerdotes, las religiosas y los laicos implantaron en el país recién descubierto los mismos sentimientos hacia la Virgen María.

Entre otros, son testimonio de la devoción mariana de los brasileños las numerosas parroquias, iglesias y capillas dedicadas a la Madre de Dios. En Bahía, el santuario más expresivo erigido en su honor es este templo, consagrado a nuestra Señora de la Concepción de Praia, manifestación de fe católica y de amor filial a la Virgen María en el misterio de su concepción inmaculada. El significado de este templo se enriqueció aún más cuando, en 1971, mi predecesor Pablo VI le dio el título de basílica menor y designó a nuestra Señora con el nombre de Concepción de Praia, patrona única y oficial, no sólo de la ciudad de Salvador, sino también de todo el Estado de Bahía.

Oh Madre Inmaculada, al concluirse mi visita pastoral a Brasil, adonde he venido para venerarte en tu templo, permíteme consagrarte una vez más a Bahía, pidiéndote para ella, para sus pastores, sus gobernantes y su pueblo, tu protección materna. Al mismo tiempo, te consagro toda la nación brasileña, suplicándote que la ayudes a superar todas las crisis y dificultades y a volver al camino del progreso, en la justicia, en la concordia y en la paz.

Bendita entre todas las mujeres, te pido por la mujer brasileña, por la mujer bahiana, para que tenga la posibilidad de ocupar su lugar de dignidad eminente en la sociedad civil y en la comunidad eclesial. Te pido de modo particular por aquellas mujeres que, renunciando a todo para unirse estrechamente a la cruz de tu Hijo y a su resurrección, se consagran a Dios mediante los votos y los consejos evangélicos.

Te pido también por los miembros de las cofradías y hermandades de este templo, para que sean hijos devotos y fieles de la Iglesia católica apostólica romana.

Que la Virgen de la Concepción, entregada completamente al plan y a la voluntad de Dios, desde el "fiat" de la anunciación hasta el "fiat" de la cruz, vele sobre la ciudad de Salvador, sobre la arquidiócesis y las diócesis sufragáneas, y sobre todo el Estado de Bahía.



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