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JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 29 de marzo de 1992

 

Queridos hermanos y hermanas:

1. En el curso de nuestra peregrinación espiritual, que nos lleva a visitar algunos lugares sagrados del continente americano, con el fin de implorar luz y gracia del Señor para las celebraciones jubilares del V Centenario de la evangelización del nuevo mundo, vamos hoy a las cumbres de los Andes, en Bolivia.

Allí, en una península del inmenso y sugestivo lago de Titicaca, nos detenemos en el santuario mariano de Copacabana. La veneración a la Virgen de la Candelaria, en ese lugar, se remonta a los primeros tiempos de la evangelización de las poblaciones situadas en el altiplano andino.

2. La imagen de Nuestra Señora, patrona de Bolivia es obra de un indio y fue entronizada en una iglesita de Copacabana el año 1583, por los padres agustinos que llevaron el anuncio evangélico a aquellas tierras. El templo actual, amplio y majestuoso comenzó a construirse en 1605 Y ha sido recientemente restaurado, con el fin de satisfacer las exigencias religiosas de los muchos romeros, sobre todo de Bolivia y Perú, que allí acuden devotamente para implorar la protección de María.

Nos unimos también nosotros hoy a esos peregrinos, para pedir a la Madre de Dios que nos acompañe en el camino de la nueva evangelización de América, como lo hizo con los primeros misioneros que allí llegaron.

3. Son numerosos y apremiantes los desafíos que nuestro tiempo presenta a la nueva evangelización: hacen falta más evangelizadores; se han de renovar las estructuras eclesiales; es necesario potenciar la catequesis y profundizar en el conocimiento de la palabra de Dios; urge contrarrestar la expansión y agresividad de las sectas; hay que responder al angustioso clamor de los pobres, de los campesinos de los indios, la vida, desde su concepción en el seno materno hasta su término natural, ha de ser defendida con decisión y valentía.

Además ¿cómo no recordar tantos niños abandonados en las calles de las grandes ciudades latinoamericanas?, y ¿cómo no llamar la atención de todos para esforzarse por encontrar una solución a tan preocupante problema? Igualmente, se necesita un esfuerzo decidido y concorde para asegurar la paz y el respeto de los derechos humanos en los diversos sectores de la sociedad como también es necesaria una especial acción misionera para afrontar el fenómeno del creciente secularismo y para evangelizar profundamente las culturas impregnándolas con el fermento vivificante del mensaje cristiano.

Estos son, queridos hermanos y hermanas algunos de los problemas que, en la hará presente, desafían a los evangelizadores de América Latina y que serán objeto de atención pastoral por parte de la IV Conferencia general del Episcopado latinoamericano, en Santo Domingo, el próximo mes de octubre.

Pidamos a María, en esta santa Cuaresma, tiempo de oración, de reflexión y de penitencia, que ayude a las comunidades eclesiales, particularmente a las del continente americano, en la ardua, pero exaltante tarea apostólica de la nueva evangelización.



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