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JUAN PABLO II

AUDIENCIA GENERAL

Miércoles 23 de octubre de 1991

 

1. "¿A dónde vais?". En esta pregunta se manifestaba el hilo conductor del congreso eucarístico que se celebró en Fortaleza el año 1980, cuando tuve la oportunidad de visitar por primera vez la Iglesia en tierras brasileñas. Aunque hayan pasado ya once años desde aquella visita, es preciso volver a plantear esa pregunta después del viaje pastoral de este año a Brasil, que ha durado del 12 al 21 de este mes de octubre.

Ante todo, deseo dar las gracias a la Conferencia episcopal de Brasil, así como a las autoridades civiles: al señor presidente de la República, al señor ministro de Asuntos Exteriores y a todos los que, a lo largo de la peregrinación del Papa, han tenido gestos de sincera hospitalidad y de intensa colaboración.

Deseo agradecer, de modo particular, a mis hermanos en el episcopado, no sólo su participación en los diversos encuentros, sino también todo el programa, que, en su conjunto, ha constituido una respuesta a la pregunta formulada hace once años: "¿A dónde vais?". Los pastores en la tierra brasileña han mostrado el camino que recorre la Iglesia y que quiere seguir recorriendo resueltamente para cumplir la misión recibida de Cristo Redentor.

2. Esta misión se manifiesta, de modo sintético, en el hilo conductor del congreso eucarístico de este año, que ha reunido a toda la Iglesia brasileña en la arquidiócesis de Natal. Esa arquidiócesis se encargó de organizar este último congreso eucarístico, después del de Fortaleza (1980) y del de Aparecida (1985). El lema: "Eucaristía y evangelización" constituyó el punto de partida en que se inspiraron y se desarrollaron los diversos temas de la visita papal, encontrando expresión sobre todo en las homilías pronunciadas durante la liturgia eucarística (o durante la liturgia de la Palabra) en las respectivas etapas del viaje.

Un somero repaso de los temas nos permite ver los problemas más importantes que afronta la Iglesia en tierra brasileña. Quisiera recordarlos en el orden en que fueron insertados en la geografía del viaje.

Así, en San Luis de Maranhão (nordeste) el tema de la evangelización se concentró en problemas de particular urgencia: "tierra, justicia y reforma agraria". Desde el nordeste, el camino nos llevó al centro del país y, en primer lugar, a la capital, Brasilia, donde el tema de la homilía giró en torno a "la necesidad de la educación en la fe para una nueva sociedad". Durante la visita a Goiânia se subrayó un tema muy semejante: La Iglesia como comunidad y participación.

3. Brasil es un país gigantesco, uno de los más grandes de la tierra. En él, la Iglesia vive y lleva a cabo su misión en doscientas diez diócesis. El programa "local" del viaje se trazó como un complemento de la anterior visita, que tuvo lugar en 1980. Por primera vez se incluyó en el programa la parte occidental del Brasil, el Estado del Mato Grosso, con sus dos arquidiócesis: Cuiabá (en el norte, cerca de la Amazonia) y Campo Grande (en el sur). El tema de las homilías fue: "Evangelización: emigrantes y ecología" (en Cuiabá) y "La familia y las vocaciones" (en Campo Grande). El Estado del Mato Grosso es una zona de nuevas emigraciones, principalmente internas, y de una gran diversidad étnica.

Para todos esos grupos, tan diversos, la Iglesia sigue siendo un lugar de encuentro. Y es un lugar de encuentro también ―y se podría decir, de modo notable― para los primeros habitantes de ese territorio, los indios del Brasil, que están defendiendo sus derechos étnicos y, ante todo, el derecho a la tierra.

El desarrollo de la visita nos llevó, luego, al Estado de Santa Catarina, al sur del país. En la ciudad de Florianópolis el tema de la homilía, "Vocación cristiana a la santidad", se desarrolló en el ámbito de la beatificación de la madre Paulina, fundadora de la congregación de las Hermanitas de la Inmaculada Concepción.

4. De Florianópolis la peregrinación prosiguió, los últimos dos días, hacia el norte del país, a lo largo de la costa del océano Atlántico. La homilía del sábado pronunciada en la arquidiócesis de Vitoria (en el Estado de Espíritu Santo), tuvo como tema principal "María en la vida de la Iglesia". La santa misa terminó con un acto de consagración a la Virgen santísima.

En la zona periférica de la ciudad de Vitoria volvió el tema social, con ocasión de la visita a la "Favela de Lixao de San Pedro". La atención que se prestó allí a la contraposición entre civilización del amor y civilización del egoísmo ha significado uno de los puntos más notables del programa de evangelización. Ese tema volvió con motivo de la visita a la arquidiócesis de Maceió (en el Estado de Alagoas). La Iglesia, saliendo al encuentro de las necesidades de los más pobres, afronta los problemas cruciales del "trabajo y de la casa", que en esa región se sienten de una forma especialmente dolorosa.

Al mismo grupo de temas se añade la catequesis pronunciada en San Salvador de Bahía durante el encuentro con los niños, pues también éstos son, por desgracia, víctimas de muchas injusticias, que se reflejan en la vida familiar desordenada y en la falta de una atención adecuada a la familia.

Sobre toda la vida brasileña pesa la distribución desigual de los bienes: existe un abismo entre un pequeño grupo de hombres muy ricos y la ingente mayoría de los "desheredados". Los niños, que son las víctimas de esta injusticia, deben llegar a ser un objetivo particular en el esfuerzo de la evangelización de la sociedad.

5. San Salvador de Bahía, antigua capital del Brasil y sede primada de la Iglesia en ese país, fue la última etapa de esta peregrinación. En esa ciudad, en la que tantas espléndidas iglesias atestiguan el pasado de la cultura brasileña, era preciso tocar el tema del ya inminente V Centenario de la evangelización de América (1992).

El tema de la homilía: "Evangelización y misión ad gentes" nos recordó el pasado, y nos señaló también el proceso de maduración de la Iglesia en el "continente de la esperanza", por lo que se refiere al deber misionero. En efecto, la Iglesia es siempre y por doquier un gran agente de las misiones. El programa de los encuentros previstos en el itinerario de la visita al Brasil había sido trazado de tal forma que, en el ámbito de los dos polos "misión y evangelización", encontrasen su lugar los diversos agentes de las misiones. Al inicio se tuvieron los encuentros con los obispos, con los sacerdotes (en Natal) y las familias religiosas, masculinas y femeninas (en Florianópolis), para centrarse luego en el problema de las vocaciones y de los seminarios (en Brasilia). Al mismo tiempo, cada una de las etapas ofrecía la oportunidad de realizar encuentros con los laicos (en Campo Grande), con los jóvenes (en Cuiabá) y con el mundo de la cultura (en San Salvador de Bahía).

A través de esos círculos pasa la corriente de la evangelización, que mira a transformar "el mundo" brasileño según el espíritu del Evangelio de Cristo.

La evangelización se realiza también mediante el diálogo ecuménico: éste ha encontrado lugar en el programa de la visita al Brasil en la ciudad de Florianópolis. Se tuvo también el encuentro con la comunidad judía (en Brasilia).

6. Así, pues, la pregunta "¿A dónde vais?", dirigida al Brasil, a la sociedad y a la Iglesia, ha encontrado en el marco de esta visita papal una respuesta meditada y sistemática.

Merece un relieve particular el hecho de que, por primera vez, en la tierra brasileña se celebró una beatificación. La beata madre Paulina es el primer signo de la evangelización en su dimensión definitiva y más plena: la dimensión de la vocación a la santidad. Mediante esta dimensión, la Iglesia, en todo país y nación, revela su madurez evangélica. El primer beato del Brasil fue el misionero José de Anchieta (jesuita del siglo XVI) que, desde Tenerife, donde nació, llegó al nuevo continente. La beata madre Paulina maduró en la santidad creciendo en el terreno espiritual de la Iglesia brasileña. Es la primera beata del Brasil. Abrigamos la esperanza de que este gran pueblo de Dios que está en tierra brasileña, tan variado desde el punto de vista étnico, esconda aún dentro de sí muchos otros frutos de santidad madura, que se manifestarán cada vez más en el futuro. De este modo, se cumplirán las palabras de Cristo a los Apóstoles: "Os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca" (Jn 15 16).

En efecto, a esa meta lleva siempre y por doquier el camino de la Eucaristía y de la evangelización.


Saludos

Amadísimos hermanos y hermanas:

Me es grato saludar ahora a todos los peregrinos de lengua española de América Latina y de España.

En primer lugar, doy mi cordial bienvenida a las Religiosas Dominicas de la Presentación: que la Virgen María sea siempre vuestro modelo de ofrenda agradable al Padre para testimoniar el amor de Dios a los hombres.

Igualmente saludo a los jóvenes del Centro Elis y les aliento a que sigan viviendo su fe desde el trabajo diario y como apóstoles entre sus compañeros. Del mismo modo, dirijo mi saludo al grupo de peregrinos procedente de México. Pido para todos los grupos y visitantes de lengua española que la Virgen os acompañe y os proteja siempre; que este mes de octubre, mes del Rosario, sea una ocasión propicia para intensificar y redescubrir el valor de la oración en familia.

Para todos vosotros y para Vuestras familias imparto con profundo afecto mi bendición apostólica.



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