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DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL NUEVO EMBAJADOR DE URUGUAY
CON MOTIVO DE LA PRESENTACIÓN DE LAS CARTAS CREDENCIALES
*

Jueves 18 de enero de 1979

 

Señor Embajador:

Me es sumamente grato dar hoy la más cordial bienvenida a Vuestra Excelencia que en este acto solemne presenta sus Cartas Credenciales de Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Uruguay ante la Santa Sede.

Gracias por sus deferentes y devotas palabras hacia mi persona y hacia la Sede Apostólica. Recuerdo muy bien cómo al comienzo de mi Pontificado vino Vuestra Excelencia con la Misión de su País para hacer patentes en aquella ocasión no sólo las buenas relaciones existentes entre Uruguay y la Santa Sede, sino también los sentimientos cristianos que, como a hijos de la Iglesia, animan a los fieles uruguayos. Hoy viene Vuestra Excelencia a dar testimonio continuado de esa permanente cercanía espiritual: una nobilísima misión, para cuyo feliz desarrollo cuenta con mi benevolencia cordial y sincera.

Sé muy bien que esta proximidad, este buen entendimiento, que a mi juicio debe ser siempre más amplio y más fecundo, tiene como raíz profunda un reconocimiento leal a la labor incansable de la Iglesia en Uruguay; una labor, como corresponde a su misión evangelizadora, de servicio al hombre, a su progreso, a su madurez personal en cuanto individuo y en cuanto miembro de la sociedad. Debe constituir además un empeño firme de no escatimar esfuerzos ni sacrificios, cuando se trata de dar vida y promover los valores, sobre todo morales y espirituales, que son conformes y connaturales a la dignidad humana. En este campo de promoción integral de la persona, hacia el cual han de converger precisamente iniciativas y actividades, la Iglesia en Uruguay seguirá ofreciendo su decidida colaboración, gozosa de contribuir a perfeccionar el edificio comunitario, donde se vean aceptadas y satisfechas las legítimas aspiraciones de todos y se corroboren los ideales de pacífica convivencia y de progreso solidario. 

Señor Embajador, al reiterarle mi benevolencia, le ruego que transmita mi saludo agradecido al Excelentísimo Señor Presidente del Uruguay, así como a todos los amadísimos hijos de su noble País, sobre el cual invoco los dones del Altísimo.


*AAS 71 (1979), p. 361-362.

Insegnamenti di Giovanni Paolo II, vol. II, 1 pp. 84-85.

L’Attività della Santa Sede 1979 pp. 42-43.

L'Osservatore Romano 19.1.1979 p.1.

L'Osservatore Romano. Edición semanal en lengua española, n.4, p.11.

 



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