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DISCURSO DEL PAPA JUAN PABLO II
AL NUEVO EMBAJADOR DE BOLIVIA ANTE LA SANTA SEDE*


Sábado 17 de marzo de 1979

 

Señor Embajador:

En este acto de presentación de las Cartas que lo acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Bolivia ante la Santa Sede, deseo dar a Vuestra Excelencia mi más sincera y cordial bienvenida.

He escuchado con ánimo grato sus expresivas palabras de reconocimiento a la labor de la Iglesia en su país; una labor que ha quedado plasmada en tantas obras del pasado –a las que aludía Vuestra Excelencia – y que se continúa actualmente en numerosas iniciativas, cuyo único objetivo es el de servir a Bolivia en sus hombres y propulsar su madurez integral, informando sus vidas y su quehacer diario con los principios del Evangelio.

La Iglesia, fiel a su misión evangelizadora y siempre sensible a las preocupaciones y aspiraciones humanas, no cesará de fomentar con todos los medios a su alcance –como lo ha confirmado en la reciente Conferencia de Puebla– todo aquello que conduce no sólo al desarrollo de la persona, primordialmente en su dimensión moral y religiosa, sino también a la consolidación de aquellos valores que comportan un crecimiento de los derechos básicos para un progreso en la convivencia social y, de acuerdo con las exigencias de un ordenamiento cristiano, en la solidaridad y fraternidad.

Sé perfectamente que la Iglesia en Bolivia, a través de sus obispos, bien secundados por sacerdotes, religiosos y seglares entregados, no cesa de prodigarle, poniendo sus desvelos y mejores energías al servicio de los más necesitados, suscitando en ellos esperanzas fundadas de promoción de sus condiciones de vida religiosa, social y cultura! A la vez que manifiesto aquí mi sentido reconocimiento por este servicio, expreso el deseo de que este compromiso evangélico sea apreciado y sostenido por quienes sientan los imperativos de una sociedad cada vez mejor, garantía de paz activa y de auténtico progreso cristiano.

Sé bien que uno de los problemas que más profundamente afectan al Gobierno y pueblo de Bolivia es la aspiración referente a volver a tener una salida al mar; problema de tanta importancia por lo que se refiere también al desarrollo del País y a la consiguiente perspectiva de mejores condiciones de vida para sus habitantes. Puedo asegurar a Vuestra Excelencia que la Santa Sede sigue con cordial interés los esfuerzos de Bolivia para llegar, a través de un entendimiento pacífico con los otros Países interesados, a ver hecha realidad esta viva aspiración.

Señor Embajador: Al formularle mis mejores votos por el feliz cumplimiento de su misión, le ruego transmita a las autoridades bolivianas mi sincero agradecimiento por su deferente saludo, junto con la seguridad de que tendré muy presentes en mis plegarias a todos los amadísimos hijos bolivianos.


*Insegnamenti di Giovanni Paolo II, vol.  II, 1979 pp.668-669.

L’Attività della Santa Sede, 1979, pp. 187-188.

L'Osservatore Romano, 18.3.1979 p.1.

L'Osservatore Romano. Edición semanal en lengua española, n.12, p.11.

 



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