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VIAJE APOSTÓLICO A IRLANDA
(29 DE SEPTIEMBRE - 1 DE OCTUBRE)

DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS RELIGIOSOS Y RELIGIOSAS

Clonmacnois
Domingo 30 de septiembre de 1979

 

Queridos hermanos y hermanas:

Esta visita a Clonmacnois me brinda la oportunidad de rendir homenaje a las tradiciones de fe y de vida cristiana de Irlanda.

En particular, quisiera recordar y honrar la gran contribución monástica a Irlanda llevada a cabo aquí, en este venerable lugar, durante mil años, y cuya influencia se extendió por toda Europa gracias a la labor misionera de los monjes y estudiantes de esta escuela monástica de Clonmacnois.

Al contemplar las obras de la fe debemos dar gracias a Dios. Gracias a Dios por los orígenes de esta fe apostólica en Irlanda. Gracias a Dios por los Santos y apóstoles, y por todos aquellos que sirvieron de instrumentos para implantar y mantener viva esta fe, y que "han realizado la voluntad de Dios a través de todas las edades". Gracias a Dios por esa generosidad de fe que produjo fallos de justicia y de santidad de vida. Gracias a Dios por la conservación de la fe en la integridad y pureza de la enseñanza. Gracias a Dios por la continuidad del mensaje de los Apóstoles conservado intacto hasta el presente.

No olvidéis nunca la admirable vanagloria expresada en las palabras que San Columbano dirigió a Bonifacio IV en Roma: "Nosotros, irlandeses... somos discípulos de los Santos Pedro y Pablo...; nosotros mantuvimos intacta aquella fe católica que recibimos de vosotros".

Y hoy, en Irlanda, esta fe católica se conserva intacta, viva y activa. Que, por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo y por el poder de su gracia, pueda y deba conservarse siempre esta orientación en Irlanda.

Clonmacnois fue durante mucho tiempo el centro de una famosa escuela de arte sacro. El relicario de San Manchan, que hoy día puede verse sobre el altar, es un destacado ejemplo de su labor. Por consiguiente, constituye para mí un lugar muy adecuado para expresar mi gratitud por las obras del arte sagrado irlandés, del cual me han sido presentadas varias piezas con ocasión de mi visita.

El arte irlandés encierra multitud de ejemplos de la profunda fe y devoción del pueblo irlandés, manifestada en la personal sensibilidad de sus artistas. Cada pieza de arte, sea religiosa o secular, se trate de un cuadro, una escultura, un poema o cualquier otra forma de artesanía manual, es un signo y un símbolo del inescrutable secreto de la existencia humana, del origen y el destino del hombre, del significado de su vida y su trabajo. Nos habla del sentido del nacer y del morir, de la grandeza del hombre.

¡Alabado sea Jesucristo!

 



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