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DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LA PEREGRINACIÓN NACIONAL DE LA JUVENTUD IRLAND
ESA

Jardines de la Villa Pontificia, Castelgandolfo
Martes 25 de agosto de 1981

 

El Santo Padre, antes de pronunciar el discurso, comentó:

Quizá sea más fácil amar cuando se está contento; pero sé que también los irlandeses vivís con ansiedades diarias. Pido a Dios por vuestro país, por vuestra patria, por vuestros hermanos y hermanas. Os agradezco mucho la velada artística que me habéis ofrecido, vuestros cantos y danzas. Habéis traído aquí las costumbres de vuestro país y la tradición irlandesa. Os doy sinceramente las gracias por estos regalos. Un saludo especial a los hermanos y hermanas vuestros que sufren. [...]

De nuevo os doy las gracias de los regalos, de los simbólicos regalos que me habéis dado en nombre de toda, la peregrinación y también en nombre de las cuatro regiones de Irlanda. Un saludo a vuestros capellanes, a vuestros sacerdotes. El obispo de Galway sigue siendo un especialista de la juventud . Quiero recordar, lo primero de todo, la visita a Galway de hace dos años; estoy celebrando con vosotros un pequeño Galway; el año pasado celebré ya un Galway en pequeño, pero más pequeño qué éste, pues estaba sólo Dublín. Os reitero mi agradecimiento; os agradezco mucho vuestra visita en estas circunstancias tan importantes para mi; y doy gracias a Dios pidiéndole que os bendiga.

 

Queridos amigos de Irlanda:

Bienvenidos todos.

Gracias por haber venido a devolverme la visita. Me da alegría oír vuestros cantos y escuchar lo que me habéis contado de vuestra vida. Antes que nada, ya me siento feliz de estar con vosotros: bien conocéis el afecto que os profeso.

Representáis a la juventud de Irlanda. Por ser jóvenes, quizá vuestra característica más fuerte sea la energía. Sin energía no se puede hacer nada. Y vosotros la tenéis en abundancia.

Claro está que la energía puede emplearse mal. Puede utilizarse para destruir y hacer daño. Pero en sí misma es cosa buena indudablemente. Supone el poder de hacer el bien, de hacer mucho bien. Y estoy seguro de que emplearéis vuestras energías en el bien de vuestro país y en el bien del mundo entero; que las emplearéis para bien de todos los irlandeses e irlandesas sin excepción, y para bien de vuestros hermanos y hermanas de otros países que necesiten vuestra ayuda material o espiritual.

Quiero que seáis las personas mejores que se pueda ser, las más grandes. Quiero que desarrolléis plenamente las posibilidades inmensas que os ha dado Dios al haceros a su imagen. No temáis. No os contentéis con mediocridades. "Boga mar adentro y echad vuestras redes para la pesca" (Lc 5, 4), como dijo Jesús a Pedro. Con la guía de Jesús y su ayuda, podéis hacer maravillas como las hizo Pedro.

De nuevo os repito que confío en vosotros, juventud de Irlanda, y os amo. Doy gracias a Dios por vosotros y le pido que os bendiga. Alabado sea Dios por siempre. La bendición de Dios sobre vosotros.

 

© Copyright 1981 - Libreria Editrice Vaticana

 

 



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