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VIAJE APOSTÓLICO A URUGUAY, BOLIVIA, LIMA Y PARAGUAY

RADIOMENSAJE DEL PAPA JUAN PABLO II
AL PUEBLO BOLIVIANO

Domingo 8 de mayo de 1988

 

Amadísimos hermanos y hermanas de Bolivia:

1. Cuando ya se acerca el día en que tendré el gozo de encontrarme con todos vosotros en la amada tierra boliviana, deseo enviaros desde la Sede del Apóstol Pedro, centro de la catolicidad, mi saludo entrañable: “Que la gracia y la paz sea con vosotros de parte de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo” (Ga 1, 3). 

Mi pensamiento, lleno de afecto y estima, se dirige ya desde ahora a los obispos, sacerdotes y diáconos, religiosos y religiosas, a los fieles todos de Bolivia, a quienes encomiendo al Señor en mis oraciones y con quienes deseo compartir en gozosa manifestación de fe, amor y esperanza, los cinco días que, Dios mediante, durará mi visita pastoral.

2. He aceptado gustoso la invitación que en su día me hicieron las autoridades de vuestro país y los amados hermanos en el Episcopado, y doy gracias a la Divina Providencia que me ofrece la oportunidad de encontrarme con los queridos hijos de Bolivia para así cumplir también entre vosotros el mandato que Jesús confió a Pedro y a sus Sucesores: Confirma en la fe a tus hermanos (cf. Lc 22, 23). 

Mi peregrinación apostólica abarcará las ciudades de La Paz, Cochabamba, Oruro, Sucre, Santa Cruz, Tarija y Trinidad. Mando ya desde ahora mi saludo afectuoso a los habitantes de esas ciudades, así como a cuantos se unirán a ellos en los encuentros programados. Hubiera deseado que mi itinerario apostólico incluyese también otras ciudades y lugares del extenso territorio boliviano. Sin embargo, aunque no haya sido posible acoger todas las invitaciones recibidas, mi visita es para todos los bolivianos, sin distinción de origen ni posición social.

A los habitantes de aquellas ciudades y poblaciones a donde no podré llegar físicamente, les quiero decir que agradezco vivamente su invitación y que emprendo este viaje con la mente y el corazón puestos también en ellos. En modo particular, me refiero a los amados habitantes de Potosí, ciudad rica en tradición cultural e histórica, que con razón ostenta el honroso título de “Patrimonio cultural y natural de la humanidad”, y que cuenta entre sus hijos adoptivos la figura señera de fray Vicente de Bernedo.

Desde cualquier lugar donde me encuentre durante las jornadas que estaré en Bolivia, mi mensaje se dirige a todos los bolivianos: de la ciudad y del campo, del altiplano y de la selva, del valle y de la montaña. Deseo entrar en todos los hogares, al menos con el saludo o la bendición.

3. Es para mí motivo de particular complacencia saber que os estáis preparando espiritualmente, con empeño y entusiasmo, para que la visita del Sucesor de Pedro produzca frutos abundantes que renueven vuestra vida cristiana, que impulse la nueva evangelización, que infunda aliento y esperanza en todos. Deseo manifestar vivo aprecio por la espléndida labor que tantos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, bajo la guía de los obispos, están desarrollando en un encomiable esfuerzo pastoral por hacer vida el lema que habéis escogido para este viaje apostólico.

Asimismo deseo expresar mi reconocimiento a las autoridades por su colaboración en orden a facilitar el buen desarrollo de las actividades programadas.

4. Mi visita tiene una dimensión religiosa y pastoral al servicio del Evangelio, como sembrador de las enseñanzas de Jesús y de la doctrina perenne de la Iglesia. Mi deseo es sentirme y que me sientan cercano todos los bolivianos, particularmente los más débiles y necesitados, para que el mensaje del Maestro prenda en sus corazones y les dé luz y fuerza en sus afanes, sufrimientos y anhelos.

Me uno espiritualmente desde Roma a todos vosotros, sin distinción de razas ni culturas, y os pido que me acompañéis con vuestras plegarias y sacrificios para que mi próxima peregrinación constituya un nuevo impulso para la misión de la Iglesia en vuestro país en toda América Latina, que en acción de gracias se prepara a conmemorar el V centenario de la evangelización del continente.

A la Santísima Virgen, Madre del pueblo boliviano, encomiendo mi peregrinación apostólica mientras, en señal de benevolencia, os bendigo a todos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



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