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MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
CON OCASIÓN DE LA CAMPAÑA DE FRATERNIDAD EN BRASIL

 

Amadísimos hermanos y hermanas de Brasil: 

La Campaña de fraternidad reviste particular significado en este Año jubilar, en el que coinciden, en esa amada Tierra de la Santa Cruz, las celebraciones del quinto centenario de su descubrimiento. La Conferencia nacional de los obispos de Brasil ha sugerido este tema central:  "Dignidad humana y paz", y me congratulo con la iniciativa, puesto que una verdadera paz sólo se puede construir a través del respeto de la dignidad humana.

En la Cuaresma, que comienza hoy, se abre, lleno de promesas, el surco de la gracia de Dios que, a través de la observancia cuaresmal de la Iglesia, podrá contribuir a que los hombres y mujeres de nuestro tiempo vivan, con mayor empeño, los valores de la paz, la libertad, la vida divina y la perfecta comunión con sus hermanos. En este tiempo litúrgico, se hace un llamamiento apremiante a fin de que todos los cristianos se unan, en fraterna disponibilidad, para una nueva aurora de solidaridad y respeto de la dignidad humana, que es la de hijos de Dios redimidos por Jesús, nuestro hermano y redentor.

Brasil festejará, dentro de poco, cinco siglos de historia, que coinciden con los cinco siglos de evangelización. Nadie deberá sentirse excluido de esta alegría. Que el divino Consolador haga que todos se sientan igualmente comprometidos a participar plenamente en este júbilo con sus hermanos en la fe, siendo corresponsables con la Iglesia de su misión pastoral y salvadora. Por eso, elevo a Dios, rico en misericordia, fervientes oraciones para que este Año santo sea tiempo de apertura, diálogo y acercamiento entre todos los cristianos en el itinerario ecuménico organizado por el Consejo nacional de las Iglesias cristianas de Brasil (CONIC), para que todos los hombres crean en Cristo. "Si saben seguir el camino que él indica, tendrán la alegría de aportar su propia contribución para su presencia en el próximo siglo y en los sucesivos" (Tertio millennio adveniente, 58).

Que estos votos sean prenda del aprecio del Papa por todos los brasileños, para quienes invoco abundantes gracias de paz y concordia en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Vaticano, 2 de marzo de 2000

JUAN PABLO II

 



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