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DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS DIRIGENTES, PERIODISTAS, TÉCNICOS Y EMPLEADOS
DE LA RADIO-TELEVISIÓN ITALIANA (RAI)


Lunes 27 de noviembre de 2000

 

Ilustres señores y gentiles señoras:

1. En el programa de vuestra peregrinación jubilar, además de la etapa en la basílica de San Pedro para atravesar la Puerta santa y celebrar los sacramentos de la gracia divina, habéis querido incluir el encuentro con el Sucesor de Pedro. Os agradezco cordialmente esta visita y doy a cada uno mi afectuosa bienvenida.

Deseo saludar ante todo al doctor Roberto Zaccaria, presidente de la RAI. Le agradezco las amables palabras que me ha dirigido en vuestro nombre. Saludo con igual consideración al director general, a los miembros del consejo de administración, a los dirigentes, a los periodistas, a los colaboradores, a los artistas, a los técnicos, a los empleados y a los pensionistas de vuestra gran empresa. Extiendo mi saludo a vuestras familias, a cuantos se han unido a vosotros en este itinerario de fe, y a quienes, aun deseándolo, no han podido estar presentes.

Hoy tengo la grata oportunidad de renovar mi aprecio por el servicio que la RAI, gracias a vuestra competencia y dedicación, ha prestado y sigue prestando a la Iglesia y a la Santa Sede. Se trata de un servicio cualificado a la información religiosa, que es más exigente aún durante el Año santo. Habéis querido responder a las exigencias, cada vez mayores, con una estructura específica, denominada RAI-Jubileo, para acompañar este tiempo de gracia y transmitir sus acontecimientos más notables. De todo corazón os doy, una vez más, las gracias. El Señor, sobre todo, os recompense abundantemente.

2. Vivimos en la época de la "civilización de la imagen", en la que el medio radiotelevisivo, con sus enormes potencialidades, llega a los acontecimientos donde se producen y a las personas donde se encuentran. Por esta razón, contribuye en gran medida a plasmar la vida diaria y las costumbres de la sociedad, cada vez más "globalizada", como se suele repetir hoy. Los formidables instrumentos que la técnica pone a vuestra disposición, os permiten transmitir mensajes que llegan a millones de personas, influyendo en el ritmo de su existencia y contribuyendo a forjar opiniones y estilos de vida.

¡Cómo no reconocer los numerosos aspectos positivos del servicio que prestáis a la sociedad, a las familias y a las personas! A través de vuestra obra, los pueblos pueden encontrarse más fácilmente, las culturas pueden dialogar, los dramas de la humanidad llegan al conocimiento de todos, con vistas a intervenciones oportunas, y se comparten los acontecimientos felices. No se puede negar tampoco el impacto educativo que tiene de hecho una programación esmerada, atenta a los valores y que responda a las expectativas de la gente. Realmente constituís un taller de palabras y de imágenes. Sois agentes de la comunicación, agentes de primer orden en la tarea común de construir una sociedad a la medida del hombre. En este importante compromiso profesional buscad siempre el bien común, sin ceder jamás a intereses meramente económicos.

3. Por otra parte, los creyentes que trabajan en este sector tienen, además, una responsabilidad añadida, puesto que, con su testimonio, pueden influir en los complejos mecanismos de la formación de la conciencia civil y social. Se trata de una misión difícil, que exige valentía y a menudo heroísmo. A veces es preciso ir contra corriente y se puede sentir soledad, incomprensión e incluso marginación.

Ante una cultura de lo efímero, con frecuencia más atenta a las sensaciones que a los valores, los cristianos están llamados a ser ministros de la inagotable novedad de la palabra de Dios, transmitiendo, con su aportación, una sólida cultura de la vida, de la solidaridad, de la familia y de los derechos humanos. Es un recorrido indispensable, si se quiere contribuir a edificar la civilización del amor.

La Iglesia, por su parte, consciente de su deber de evangelizar a la sociedad, conoce la importancia de entablar una relación correcta y cordial con el mundo de la comunicación, dado que los grandes medios de que dispone pueden favorecer en gran medida la difusión de la buena nueva en todos los ambientes.

Por eso, no se cansa de recordar la dimensión moral de la actividad de los medios de comunicación. Estimula, invita y anima a los agentes de la comunicación social a entrar en una relación correcta y respetuosa con las personas, defendiendo y difundiendo los valores humanos, morales y espirituales imprescindibles que forman también el patrimonio del pueblo italiano. Y dado que el sentido religioso es uno de los elementos constitutivos del hombre, la programación televisiva, con equilibrio y apertura serena, debe saber afrontar también los problemas de fondo de la existencia, dejando abierta la puerta a soluciones iluminadas por la sana razón y por la fe.

4. Queridos amigos, en vuestra preparación para esta celebración jubilar, habéis realizado un gesto de solidaridad concreta, recogiendo una suma destinada al rescate de niños-soldados en Sierra Leona. Con esta iniciativa habéis querido vivir plenamente el espíritu del jubileo, que es año de conversión, de reconciliación y de atención a los más necesitados. Vuestro compromiso contribuye, además, a sensibilizar la opinión pública sobre uno de los problemas sociales más graves de nuestro tiempo, que afecta a la infancia, amenazando su futuro. Espero de corazón que no se pierda ocasión de manifestar este aspecto social del Año jubilar, esforzándose con decisión por defender, respetar y amar a todo ser humano, especialmente a los débiles e indefensos.

María, Estrella de la evangelización, os ayude a ser fieles a vuestra misión, e interceda por vosotros santa Clara de Asís, vuestra protectora. Os acompañe también mi bendición, que de corazón os imparto a vosotros, a cuantos forman parte de la gran comunidad laboral de la RAI y a todos los que siguen diariamente vuestros programas en Italia y en muchos otros países del mundo.

 



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