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ALOCUCIÓN DEL PAPA JUAN PABLO II
A UN GRUPO DE NIÑOS Y MUCHACHOS DE ACCIÓN CATÓLICA


Viernes 20 de diciembre de 2002

 

Queridos muchachos y muchachas de la Acción católica italiana: 

1. Os agradezco vuestra tradicional visita navideña, y los regalos que me habéis traído. Os saludo a todos cordialmente y doy las gracias al que ha interpretado vuestros sentimientos, dándome a conocer vuestros sueños y proyectos para el futuro. Saludo a los educadores, a los responsables de la Acción católica y a los consiliarios que os acompañan. Dirijo un saludo particular al consiliario general, monseñor Francesco Lambiasi. Deseo también enviar mi cordial saludo a la presidenta de la Acción católica italiana, que no ha podido estar presente en este encuentro, deseándole todo bien en las inminentes fiestas navideñas.

Vosotros, queridos muchachos y muchachas, representáis a numerosos coetáneos vuestros que, a través de la experiencia de la Acción católica, aprenden a seguir a Jesús:  escuchan su voz y se hacen sus amigos. Sólo Jesús conoce el secreto de una vida llena de significado, que es preciso vivir "a lo grande", como pienso que deseáis en lo más íntimo de vuestro corazón.

En la Navidad, que celebraremos dentro de algunos días, el Niño Jesús nos revelará el amor infinito del Padre celestial, que jamás se cansa de buscar a todos sus hijos. Desde el portal de Belén se irradiará también al mundo de hoy la belleza de su reino de justicia y de paz. Preparad vuestro corazón para acogerlo. Él os hará felices.

2. Queridos muchachos y muchachas, el lema que os acompaña durante este año en la asociación es:  "Manos para todos, todos de la mano". Las manos no deben utilizarse para acaparar de forma egoísta los bienes materiales, casi como "agarrándose" a ellos. Al contrario, es necesario aprender a tenerlas abiertas para acoger el amor de Dios:  manos siempre dispuestas a recibir y a dar su amor.

Vivid así, y proponed este camino también a vuestros coetáneos. De este modo daréis una valiosa contribución a la renovación que ha emprendido la Acción católica italiana.

Queridos muchachos, os agradezco, una vez más, vuestra visita. Os deseo una feliz Navidad y extiendo este deseo a vuestras familias y a todos vuestros amigos. Invoco sobre cada uno la protección materna de María Inmaculada, y os imparto a vosotros, aquí presentes, así como a toda la Acción católica italiana, una bendición apostólica especial.



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