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 DISCURSO DEL SANTO PADRE PABLO VI
AL SR. KONRAD ADENAUER,
CANCILLER DE LA REPÚBLICA FEDERAL DE ALEMANIA

 Martes 17 de septiembre de 1963

 

Su visita, Señor Canciller, renueva en nuestro espíritu el grato recuerdo de los encuentros en años precedentes con Vuestra Excelencia, cuando Nos prestábamos Nuestro servicio en la Secretaría de Estado del Papa Pío XII y cuando, siendo Arzobispo de Milán, tuvimos la fortuna de ser recibidos por Vuestra Excelencia en la villa de su residencia de verano en Cadenabbia, donde Ud. quiso recibirnos con gran amabilidad y celebrar una conversación que Nos no podremos olvidar por su cortesía y por la importancia de sus temas.

Nos tenemos que decir todavía más: su presencia, Señor Canciller, en estos apartamentos, evoca en Nos otras muchas reminiscencias del Papa ahora recordado, Pío XII, en su largo coloquio con Alemania antes, durante y después de la última gran guerra, coloquio sumamente importante, inspirado siempre en la altísima estima y el grandísimo amor hacia el pueblo alemán.

En años llenos de sacrificios, Vd., Sr. Canciller, ha podido dar su aportación esencial a la gran obra de la reconstrucción de su País, de tal modo que, mirando hacia atrás, puede comprobar cómo sus trabajos han sido bendecidos.

Nos es grato poner de relieve, ante todo, la fidelidad abiertamente proclamada a la fe cristiana y a la Iglesia. Sí, Nos saludamos en Vd. a todos sus compatriotas, aprovechando con mucho gusto esta ocasión para manifestar Nuestra admiración por la elevada aportación de genuina vida religiosa que dan al mundo, así como de valores espirituales y culturales. Nuestro agradecimiento va también al pueblo alemán por lo que ha hecho y está haciendo para promover a los pueblos en desarrollo, acción en la que también los católicos toman parte particularmente activa.

Que El Señor, dispensador de todo bien (cfr. Iac. 1, 17), lo proteja, estimadísimo Señor Canciller Federal, también en los futuros años de su vida. Para Vd., para los suyos y cuantos con Vd. colaboran, así como, para todo el pueblo alemán, por Nos amado, imploremos de corazón la abundante bendición divina.

 


*ORe (Buenos Aires), año XIII, n°580, p.3.

 



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