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DISCURSO DEL PAPA PABLO VI
AL CARDENAL NARCISO JUBANY,
ARZOBISPO DE BARCELONA

Jueves, 10 de junio de 1976 

 

Queridos hermanos en el episcopado,

Sentimos una gran satisfacción al recibir hoy a vosotros, Señor Cardenal Narciso Jubany, Arzobispo de Barcelona, Monseñor José Pont y Gol, Arzobispo Metropolitano de Tarragona, así como a todos los Señores Obispos aquí presentes y que por primera vez venís conjuntamente a Roma para la visita ad limina, expresión de un profundo sentido de adhesión y comunión con la Cabeza del Colegio episcopal.

Sabemos bien, Venerables Hermanos, con cuánta dedicación y abnegado celo os entregáis a la tarea de iluminación en la fe de vuestros fieles. Queréis con ello capacitarlos cada vez más a buscar una creciente coherencia entre su fe y las manifestaciones concretas de su vida individual y familiar, profesional, cultural y social. En una justa estima de sus valores y características peculiares, orientados a un enriquecimiento propio y general, con un espíritu de hermandad sin límites y de contribución al bien de toda la comunidad eclesial.

Las reconocidas virtudes y ricas cualidades que adornan a vuestros fieles, como su laboriosidad, su capacidad creadora, su visión abierta y su voluntad de integración, constituyen un campo abonado, abierto a vuestra iniciativa orientadora desde el Evangelio, como venís haciendo -lo sabemos- con vuestras enseñanzas y vuestras directrices pastorales.

Os exhortamos a continuar con redoblado ahínco en esta esperanzadora tarea eclesial, en cordial comunión con el resto del Episcopado, para el mayor bien de todos los miembros de vuestras Iglesias particulares. Al Señor encomendamos estas intenciones y necesidades por medio de la Virgen Santísima de Montserrat.

A vosotros y a los fieles encomendados a vuestra solicitud pastoral, así como a todos los católicos de España, impartimos nuestra paternal Bendición Apostólica.



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