DISCURSO DEL PAPA PABLO VI
AL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL*

Viernes 2 de septiembre de 1977

Señor Presidente,

Nos es sumamente grato tener hoy este encuentro con Vuestra Excelencia a quien, en unión con sus ilustres acompañantes, damos nuestra más cordial bienvenida.

Recordamos aún con vivo placer la visita de Sus Majestades los Reyes de España, a principios de este año. Al igual que en aquella ocasión queremos expresar abiertamente nuestro sincero afecto hacia la querida Nación española, tan cercana a esta Sede de Pedro por históricos lazos de fidelidad y devoción.

Vuestra Excelencia ha querido hacernos partícipe de los propósitos y esperanzas de una nueva España que se está construyendo con la colaboración de todos los españoles. Una tarea que coloca a todos los responsables ante un hermoso y no menos exigente cometido de lograr una sociedad justa que permita a todos los ciudadanos realizarse plenamente en lo demás. Nos congratulamos sinceramente por la cordura y buen sentido con que el pueblo español ha sabido poner las premisas necesarias para la consecución de estos logros, tanto en el ámbito nacional como en el internacional.

En todo ello -y éste es nuestro más hondo deseo- quisiéramos que quedase reflejado un objetivo primordial: el de servir al desarrollo de la persona en todas sus dimensiones, sobre todo en su dimensión cultural, moral y espiritual. Es decir, haciendo honor a todos esos valores, de los que la historia reconoce en España un singular portavoz.

Por eso, nuestras palabras quieren ser de ánimo a todos vosotros, para que con vuestras dotes de inteligencia, de imaginación y de sensibilidad y siendo fieles a esa trayectoria humana y cristiana sepáis encauzar las legítimas aspiraciones de vuestro pueblo.

Así lo deseamos y lo pedimos en nuestras plegarias al Señor.

*AAS 69 (1977), p.594;

 Insegnamenti di Paolo VI, vol. XV, p.791-792,

L'Osservatore Romano, 3.9.1977, p.1;

L'Osservatore Romano, edición en lengua española, n. 37 p.3.